viernes, 18 de noviembre de 2016

Una Llamada Especial (Discerniendo Una Vocación - Parte 4)



Pero hay otra posibilidad, la posibilidad de una llamada especial de Dios.  Encontramos ejemplos de esto en la Biblia.  En el Antiguo Testamento tenemos los ejemplos de Abrahám (Gén 12), de Moisés (Ex 3), de Isaías (Is 6) y de Jeremías (Jer 1).  En el Nuevo Testamento tenemos los ejemplos de los Apóstoles Pedro y Andrés, Santiago y Juan (Mt 4; Mc 1; Lc 5; Jn 1), Felipe y Natanael (Jn 1) y Mateo (Mt 9; Mc 2, Lc 5), la invitación rechazada del joven rico (Mg 19; Mc 10) y la experiencia de San Pablo (Hech 9; Gal 1).  ¿En qué consiste esta llamada especial de Dios?
 
Más que todo una vocación extraordinaria de Dios consiste en la invitación a una amistad e intimidad especial con Dios, con Jesús que no es accesible en la misma manera en otras vocaciones.  Es una manifestación de lo que se llama “los celos de Dios:” “El Señor es muy celoso.  Su nombre es Dios celoso”(Ex 34, 14; 20, 5).  Yahvé era celoso hacia Israel, no quería compartirlo con ningún otro ‘dios’.  También, en una manera semejante, el Señor, en sus “celos” hacia ciertas personas, las escoge para que pertenezcan exclusivamente a Él con “un corazón no dividido” (véase 1 Co 7, 32-34) y no sean compartidos con otros en la intimidad del matrimonio.  Es un gran privilegio recibir una invitación así; es la indicación de un amor especial hacia la persona llamada de parte de Dios.  También, abre la puerta a una intimidad y unión con Cristo muy profunda.  Hace esto porque hay una “lógica” de amor grabada en la naturaleza humana.  Es decir, hay parte de nuestros corazones que solo podemos dar a otra persona.  En el matrimonio, se da esta parte al esposo, y por eso sube la gran intimidad entre los esposos: han intercambiado esta porción especial de sus corazones.  Pero en una vocación extraordinaria se da esta parte a Jesús, por eso sube una gran intimidad entre Él y la persona escogida.  Pertenecer exclusivamente a Él es la esencia de este tipo de vocación.  Hay dos tipos de vocaciones extraordinarias: el sacerdocio diocesano y la vida consagrada, o sea, la vida religiosa.

P. Heraldo José Brock, CFR
 
 

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