miércoles, 24 de febrero de 2016



La llama que traspasa el velo
 
Estoy escribiendo esta meditación en la capilla de Las Clarisas en la ciudad de Darío, Nicaragua.  Hay una cortina y unas barras entre la clausura de las monjas y la parte publica de la capilla donde estoy sentado.  Por lo visto, este velo y esta pared de barras significan una separación, pero en verdad es una separación para que las hermanas abran sus corazones a todo el mundo en la intercesión.

Recuerdo en este momento una visita que hice a un ermitaño Camaldulense hace muchos años.  Ese hombre santo me preguntó para instruirme <<El Señor Jesucristo nos manda que amemos a nuestro prójimo, pero soy un ermitaño muy separado aquí, entonces ¿Quién es mi prójimo?>>  Antes de que yo tratara de responder con una idea pequeña, me fijó una mirada y con una convicción intensa me dijo <<¡Todo el mundo es mi prójimo!  Trato de tener todo el mundo en oración en mi corazón.>>

En esta capilla de las Clarisas, el tabernáculo está ubicado en la parte de la clausura, y no puedo verlo atrás de la cortina.  Sin embargo, puedo ver la llama de la lámpara del sagrario por la cortina.  Solo esta llama es suficiente para entender la realidad aquí, una llama poderosa que proclama el poder de la vida contemplativa.  Es una vida que traspasa la cortina, el velo entre el cielo y la tierra, que da al mundo secular una vislumbre del amor divino.  Yo sé que hay una hermana en adoración al Señor detrás de esta cortina, que quiere unirse con el Sagrado Corazón de Jesús en pedir la misericordia del Padre sobre todo el mundo.  De una manera, todos los religiosos participan en este deseo.  Por la <<separación>> de la castidad, queremos unirnos con la fuente de unidad mas divina.

En este tiempo de la cuaresma todos nosotros Cristianos tenemos una gracia de separarnos un poco más del mundo superficial, de la carne (¡Aun de la carne de animales los viernes!) para encontrar algo más profundo de la llama del cielo adentro de nosotros.

En este momento preciso cuando estoy escribiendo, una hermana ya decidió de abrir la cortina en el medio, para que yo pueda ver el tabernáculo. (¡Es verdad!)  ¿Qué significa esto? Tal vez signifique que la compasión de otras personas a nosotros nos ayuda más en ver la presencia de Dios con nosotros…. O tal vez signifique algo más para que Ud. haga su propia meditación….

¡Paz y bien!
 P. Ricardo, CFR


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