LA CONSAGRACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
(La Virgen de Guadalupe es
la patrona de nuestra comunidad y tenemos la costumbre de renovar nuestra
consagración a ella cada año. Esta es la
oración que usamos, si querría orar con nosotros).
Oh Virgen María, Señora de
Guadalupe, Reina de los Ángeles y Madre de la Iglesia, bajo la cruz de tu Hijo
Divino, fuimos confiados a tu cuidado maternal. Por tu presencia ayudaste a la Iglesia
naciente mientras que rogó y esperó el don del Espíritu Santo. Con esa misma
devoción nos consagramos a tu Corazón Inmaculado este día y nos colocamos
debajo del manto de tu santa protección.
Consagramos a ti nuestra
vida de oración, de modo que puedas dirigirla al corazón de Dios, que nos
mantengas en una disposición de confianza y recogimiento profundo y silencio
interior.
Consagrarnos a ti el cumplimiento
de nuestros votos, iluminados por tu virginidad perpetua de corazón y mente, en
acuerdo con tu "sí" incondicional al anuncio de Dios. Que seamos
verdaderamente pobres de hecho y de espíritu, como nuestro Santo Padre
Francisco y nuestra Santa Madre Clara.
Consagramos a ti nuestra
vida en comunidad: que pueda resonar con tu humildad, con servicio fraternal,
con amor incondicional, como era tu familia con Jesús y San José en Nazaret.
Consagramos a ti nuestro
trabajo y nuestro apostolado: especialmente nuestro trabajo con los pobres y
los sin casa ni hogar. Que sea una intensa y espiritualmente provechosa cooperación
del establecimiento del Reino de tu hijo Jesús en esta tierra. Dedicamos
nuestra predicación y nuestro trabajo de sanar las divisiones a ti, la madre de
todos los cristianos.
Consagramos a ti la
totalidad de tu pequeña reforma, como San Francisco en la Porciúncula. La ponemos a tus pies, de hecho en tu Corazón
Inmaculado y Doloroso.
Oh María, nosotros vemos
que tan imperfecto y débiles somos, pero al mismo tiempo estamos muy seguros
colocándonos sin reservación alguna en tus manos, como perteneciendo totalmente
a ti. Tú nos ayudarás a crecer como individuos y como comunidad. En este acto
de consagración (que estamos renovando) queremos abrir de par en par las
puertas de nuestros corazones y de nuestra fraternidad y decirte - es toda
tuya, María.
Haz de nuestra familia
espiritual una expresión nueva del carisma original y fresco de su antigua
reforma Capuchina. Santifícanos y
llénanos de un amor radiante; concédenos corazones ardientes, puros y
bondadosos. Envíanos nuevos hermanos y hermanas para que podamos seguir
glorificando a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y para aumentar la
vitalidad de la Iglesia.
O María, tu eres nuestra
esperanza, nuestra fuerza, la manera más segura y más rápida para crecer en la
santidad. Madre, somos tuyos y tú eres
nuestra ahora y por siempre. Amen.
¡Nuestra Señora de Guadalupe,
patrona de nuestra comunidad, ruega por nosotros!
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