miércoles, 23 de diciembre de 2015

El Pan Más Deseado

Este año una visita a un anciano enfermo me ayuda en entender mejor lo que significa la navidad.

Hace una semana, alguien vino a nuestra puerta para pedir los sacramentos para su vecino en condición grave.  Fuimos al otro lado de Comayagua, y encontramos el anciano en su cama, flaquísimo y muy débil pero alerto y con  ojos brillantes.  Él me dijo que no había comido nada por tres semanas por una enfermedad y los dolores del estómago.   Después de confesarse y recibir la unción de los enfermos, él quería comulgar. Después de rezar el Padre Nuestro, empecé a abrir el pyx  con el Santísimo y rezar “Cordero de Dios….” Y inmediatamente este hombre empezó a esforzarse arriba en su cama.  Solo podía levantar su cabeza y sus hombros un poco de la cama, pero el esfuerzo y el anhelo que él expresaba en ese momento era más que un hombre saludable arrodillándose con su cara al suelo. ¡Me apuré en rezar las palabras del rito para responder a su esfuerzo y darle el Cuerpo de Cristo!

El deseo de ese hombre para recibir la Santa Eucaristía me impactaba mucho.  Aún más, pienso que ese encuentro sencillo representa muy bien la realidad  del misterio que celebramos en la navidad.  Alejandro, el anciano enfermo en su cama, representa nuestra humanidad – frágil, enferma, pero con anhelos grandes para levantarnos a Dios.   La realidad es que no podemos levantarnos a Él.  Solo podemos unirnos con Él cuando Él se baja a nosotros.
 
La navidad es un misterio eucarístico.  El Señor nació en Belén, que significa en hebreo “Casa del pan”.  Los pastores Lo encontraron en el pesebre.   El pesebre es un símbolo aún más claro que una mesa porque solo hay una cosa que encontramos en un pesebre –  la comida.  El Salvador se bajó para ser nuestra comida. 

En la capilla en Greccio, Italia, donde San Francisco empezó la costumbre de tener réplicas de Belén para la navidad, con animales vivos, se puede celebrar la misa con oraciones de la navidad cualquier día del año.   Es verdad que la misa hace la navidad de todos los días.    San Buenaventura dijo que cada misa tiene el mismo poder y gracia potencial que el nacimiento del Señor.    Cada misa nos invita dar gracias por la humildad y misericordia de Dios, por la comunión con la naturaleza divina que es posible porque el Hijo de Dios comparte nuestra condición humana.

¡Que glorifiquemos el Rey en el pesebre!   ¡Feliz Navidad!
P. Ricardo, CFR


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