Valen más
que las estrellas
Por tradición,
dedicamos nuestras oraciones durante el mes de noviembre por las almas de los
fieles difuntos, los que están en el purgatorio. Recordamos que importante es la salvación de
cada alma.
Un día, después de
ayudar con confesiones en la catedral de Nueva York, yo estaba caminando en la
acera con mucha gente pasándome. De
repente, recibî en ese momento el entendimiento de que cada persona, cada extraño
pasándome, importa más a Dios que todas las estrellas y galaxias del universo. Comencé a orar por cada uno. Era un momento de iluminación – algo que ya
sabía con mi mente pero, con la gracia del Señor, entendía más con mi
corazón. Desgraciadamente, no mantengo
esa visión tan claramente con cada persona que le encuentro, sino todavía es la
verdad.
Como escribió C.S.
Lewis, si pudiéramos ver la condición final de cada persona, estaríamos tentados
de adorarla como un dios o huir de ella como un demonio más feo.
Los que están en el
purgatorio tienen su trabajo de purificación – !tal vez tomando soda del sabor de
chicle, como decía nuestro Padre Benedito! – pero algún día van a reflejar la
gloria de Dios de una manera que no podemos imaginar. Ellos necesitan nuestra generosidad en la
oración y la penitencia unida con la ofrenda de Jesucristo. Cada uno vale más a Dios que todo el universo
material, porque todas las estrellas y galaxias van a desaparecer algún día,
pero cada alma dura para siempre.
Vale nuestro recordar.
¡Que el Señor le dé la
paz!
P. Ricardo, CFR
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