domingo, 5 de abril de 2015

¡Felices pascuas!  ¡Cristo ha resucitado!

Leemos en el capítulo 20 del evangelio de San Juan, que el discípulo preferido de Jesús corría más rápido que Pedro y se le adelanto’ al sepulcro.  En esta santa pascua de la resurrección del Señor corramos más aprisa también a la vida futura.

Esta es la misión escatológica de los religiosos en la iglesia.  Nuestras vidas son señales de la vida eterna.  Corramos adelante en pensar en el cuerpo glorificado, por ejemplo.  Yo pienso mucho en el cielo y en las físicas del cuerpo glorificado.  Santo Tomas de Aquino dice que vamos a tener el don de la “agilidad” para estar en cualquier lugar que deseamos inmediatamente.  Yo pienso que las físicas del cuerpo glorificado van a incluir la habilidad de controlar todos los electrones y protones en los átomos de nuestros cuerpos como ahora controlamos nuestras manos.  Solo son especulaciones, pero recordamos que el Señor resucitado pasaba por las paredes o puertas y que apareció a sus discípulos con disfraces.

Nos damos cuenta que el cielo no es un espacio exactamente como un poco delante de la próxima galaxia y doble a la derecha a la próxima estrella.  Es una manera de estar con Dios sin el velo que tenemos en esta vida.  Es estar unidos con El perfectamente, con el cumplimiento de todos nuestros buenos deseos.

Entonces que nuestros corazones y aun nuestras imaginaciones corran adelante en esta vida con la esperanza en nuestro Señor que tiene la victoria sobre la muerte.

¡Cristo ha resucitado!  ¡En verdad ha resucitado!

P. Ricardo

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