La Rosa de
América Latina
Hace dos días, en
un tiempo de ermitaño, estaba preguntándome y preguntando al Señor, sobre la
necesidad de mortificación, como ayunar, etc.
“¿Es algo de la espiritualidad del pasado, de los siglos anteriores? El Señor es bueno y infinitamente
misericordioso, entonces ¿Por qué
querría sacrificios de nuestros cuerpos? ¿Lo hace una diferencia verdadera en
la salvación de las almas?... “ Estas
preguntas y dudas similares fueron mis pensamientos y tentaciones.
La respuesta vino
muy fuerte hoy en las palabras de Santa Rosa de Lima, la primera santa de este
continente. (Hoy es fiesta de ella en
Honduras. En algunos países la celebran
la treinta de agosto.)
Escribió Santa Rosa, “El Salvador levantó
la voz y dijo con incomparable majestad;
‘Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación. Sepan que sin el peso de las aflicciones no
se llega al colmo de la gracia… Que nadie se engañe; esta es la única verdadera
escala del paraíso, y fuera de la cruz no hay camino por donde puede subir al
cielo.’”
Ella continua, “Me sobrevino un ímpetu
poderoso de gritar en la plaza, ‘Oíd todo género de gentes… Que no adquiere
gracia sin padecer aflicciones… para conseguir la participación intima en la
divina naturaleza….”
La tentación desde el principio de la
iglesia (como San Pedro en Mt. 16) y en
cada época es buscar el cristianismo y aun la santidad sin la cruz. Buscamos algún santo que no tuviera muchos
sufrimientos, pero no lo encontramos.
Aun el camino pequeño de Santa Teresita incluyó abrazar a los
sufrimientos por amor.
El amor a Dios y al prójimo es lo más
importante, pero no hay amor verdadero sin sufrir. Santa Rosa abrazó los sufrimientos del cuerpo
por amor a los indios y a los más pobres.
Los frutos de milagros y conversiones
por sus sacrificios dieron evidencia de la verdad de sus palabras.
Es bueno tener cruces secretas que solo
Dios sabe. Santa Rosa reveló el perfume
de su amor en la choza escondida. ¿Qué
puedo ofrecerle al Señor por las personas más necesidades de su gracia este
día?
Santa Rosa, ruega por nosotros, por el
aumento de la generosidad y confianza en la victoria de sufrir por el amor.
Paz y bien,
P. Ricardo, CFR