Oímos en la
segunda lectura de hoy “Dios nos eligió antes de crear el mundo para que fuéramos
santos…” (Ef 1:4).
Por andar
en el hábito Franciscano es común para nosotros, especialmente en los EEUU u
otros países más protestantes o ateos que en América Central, recibir la
pregunta “¿Qué es Usted?” Fíjese que no
nos preguntan “¿Quién es?” sino “¿Qué
es?” Respondemos que somos frailes
franciscanos, católicos, religiosos, etc.
A veces la próxima pregunta que recibimos es “¿Fue nacido así?”
Con esa pregunta
imaginamos un bebé recién nacido en el hospital, con una barbita, con las
miradas de sus padres diciendo, “Mira mi amor, ¡tenemos un bebé fraile! Tenemos que preparar un pequeño hábito para él”…. Normalmente, ¡esto no es así que la
vocación se manifiesta!
Pues, en
otra manera yo puedo decir, en verdad,
que fui nacido como un fraile, en los ojos de Dios. Él tenía este plan, este
destino, para mí antes de crear el mundo.
Es similar para todos que leen este mensaje, que antes de crear el
mundo, la tierra debajo de sus pies, el Señor tenía el destino para Ud. ser
santo. (Entiende que no es necesario ser
canonizado para ser santo, ¿verdad?)
Esta es la
vista panorámica de nuestras vidas. A
veces respondemos, como Amós en la primera lectura “No soy un profeta, ni el
hijo de un profeta….” pero el Señor sabe mejor.
La iniciativa es del Padre celestial, no es nuestra idea. ¡Que confiemos en el buen plan y destino de
El para nosotros! Su misericordia dura
por siempre.
¡Que el
Señor les dé la paz!
P. Ricardo,
CFR