lunes, 13 de junio de 2016

Y enaltece a los humildes

La semana pasado fuimos todos los frailes del Convento San Serafín a la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa en Tegucigalpa.  Para los que no conocen muy bien la patrona de Honduras, la imagen de la virgen de Suyapa es del tamaño de un dedo, no mas que 3 pulgadas. Tiene una vestida mas grande, por lo menos algo suficiente para verla cuando esta sentado en el medio de la basílica.

Esta imagen digna de devoción para los catrachos no representa solamente la humildad de los Hondureños.  Es algo que revela la verdad de la revolucion que la Madre de Dios proclamo' en su "magnificat" - "derribe del trono a los poderosos y enaltece a los humildes."  Ya antes del nacimiento de su hijo, Maria estaba proclamando la verdad de las bienaventuranzas y el sermon de la montana que tenemos en la misa estos dias.

Después de visitar la basílica de Suyapa, fuimos a "Cristo picacho", una estatua grande en las alturas al norte de Tegucigalpa que se puede ver de algunas partes de la ciudad.  Es muy impresionante por el tamaño, y un buen recuerdo de la ascencion del Señor.  Pero, pensaba yo en la diferencia de los milagros de la Virgen de Suyapa.  No he oido de milagros en la presencia del "Cristo picacho".   Entiendo que es el mismo Senor que hace milagros en todo el mundo, pero el instrumento es importante tambien en lo que El quire decirnos y instruirnos por el milagro.

En el caso de la Madre de los catrachos es claro que Dios quiere destacar la humildad y pobreza del espíritu de Maria.  Es la pobreza y humildad que le permite el Senor trabajar con una eficacia divina.

Esta es lo que queremos, que El crezca y nosotros menguemos.

Paz y bien,
P. Ricardo, CFR